sábado, 3 de diciembre de 2022

PORCELANA

 


PORCELANA

Y escarbando en el baúl de cosas olvidadas te encontré, mi vieja muñeca de porcelana. Por un momento añoré con una gran emoción y nostalgia los viejos tiempos, aquellos que pasamos juntos entre risas, confesiones, juegos y algunas noches de llanto.

Vinieron a mi mente promesas incumplidas, sueños rotos además de fantasías cuando menos innombrables. Y lloré, como un niño que mira su juguete favorito caer por la alcantarilla o siendo destrozado por el auto de papá que lo atropella por descuido, mi alma derramó incontables lagrimas por todo lo que un día significaste para mí, tierna muñeca de suave y lindo rostro.

Hoy te contemplo, manoseada por el tiempo, remendados los trozos de tu alma y ser por agujas que entintan tus heridas más profundas, marcas con las que intentas esconder cicatrices del pasado más terrible y es que al dejar de ser compañeros de juegos nos perdimos en el laberinto de la soledad.

Te miro y ya no siento deseos de confesarte mis ilusiones, la tristeza y repulsión se apoderan de mí, me asusta ver tu rostro fragmentado y es que no eres más nada que un viejo juguete roto y maltratado.


jueves, 3 de noviembre de 2022

DALIA

 


Cuando tu familia, amigos y vecinos descubrieron nuestro amor reprobaron enérgicamente la unión que Dios y la vida habían favorecido, era como si quisieran bloquear los caminos divinos que el mismo creador trazó y juntó. Recuerdo nuestro primer paseo, a escondidas de tus padres y de como tú pequeño hermano nos descubrió en el parquecito del pueblo, ocultos bajo la sombra de una jacaranda. Don Cristóbal, tu padre, llego escopeta en mano y amenazó con desaparecerme si no abandonaba la idea de enamorarte, lo que ignoraba por completo era que ya estábamos más que enamorados. Para ellos era una ofensa digna de pena capital la relación de su joven hija con un comediante venido a menos, un hombre entrado en años que divertía borrachos o al menos era lo que creía pues estaban más ocupados con las mujerzuelas del local en el que trabajaba que en reírse con mi rutina. Las semanas pasaron y nuestras furtivas citas y reuniones a escondidas en mi oficina eran cada vez más intensas, incontables veces miré hipnotizado la suave caída de tus ropas endulzando con tu perfume el interior de ese viejo cuarto.

Pero la vida muchas veces es injusta y maldita, decidiste emprender un viaje del que tus conocidos aseguraban no regresarías, que estarías en un lugar más adecuado para ti y rodeada de gente como tú. Cada noche era una tortura, repetía en mi mente cada uno de nuestros encuentros y mis fantasías eran tan intensas que mi corazón se estrujaba recordando cada palabra que de tu boca salía mientras no parábamos de amarnos una y otra y otra vez, con intensa pasión acariciaba mi cabeza y casi sentía el roce de tus tersos dedos en mis mejillas, acariciando mi barba mientras susurrabas cuanto me amabas.

Fueron días negros, mi pecho estaba ensombrecido por el pesar, mi menta no podía más soportar el tormento y la agonía de abstenerme de estar contigo y aunque fuera la último que hiciera en esta vida te encontraría. Tu familia se empeñó en ocultar tu paradero pues sabían que lo nuestro era una relación prohibida y mal vista por la sociedad, 10 años nos separaban de lo que aquellos consideraban moral y permisible; pero quien carajo se creyeron esos tontos, pensar que el amor debe medirse en escalas de tiempo ordinarias, en reglas absurdas que hombres sin conocimiento del amor formularon para delimitar los que era justo y lo que no.

Usé todos mis recursos disponibles y hasta conseguí un poco de dinero en el banco porque estaba decidido a traerte conmigo y poder perpetuar nuestro amor. El tiempo que duraron mis pesquisas pude construirte una habitación confortable repleta de figuritas de porcelana, esas que tanto te gustaba coleccionar, perfumes de esencias florales y frutales, una enorme cama de colchoneta suave y desbordada de cojines de las más finas y tersas telas, además de una imagen del Arcángel Rafael a quién le profesabas devoción Y así, una noche de tantas que el insomnio, la angustia y la soledad no me dejaban pegar los ojos emprendí mi travesía hasta aquel lugar del que se mencionaba estabas encantada ya. La mañana me alcanzó en el cuartucho gris en el que dormías, silencioso contemple tu rostro, al que la penumbra de tu habitación no le hacía ningún favor. Abriste los ojos, reconociste mi cara y aunque no pudiste articular palabra alguna de la emoción sentí en tu mirada el calor del amor que siempre nos juramos. Presurosos cogimos lo esencia y comenzamos nuestro regreso a casa, nadie podía verte salir conmigo así que alquilé una vieja camioneta a un vecino del lugar, se veía desconfiado, pero cuando le enseñé los billetes que podía ganar por el favor hasta se ofreció a servirnos de chofer. Viajamos en silencio, solo mirándonos profundamente con amor y cariño.

Los días pasaron y se hizo noticia tu desaparición, como era de esperarse tus padres me señalaron como el principal sospechoso pero mi casa estaba lejos de ser la escena del crimen, esperaban encontrarte atada y víctima de tantas vejaciones que la revisar no solo una sino hasta 4 veces mi propiedad se fueron en medio de maldiciones y amenazas sin encontrar nada más que las cartas que te escribía en mis noches de impaciencia.

Cada noche después de mi jornada visitaba tu nueva morada en la que siempre te encontraba cándida y amorosa, te llenaba de besos y caricias, consumábamos nuestro amor con pasión y lujuria pecaminosa, pero siempre sabedores que estábamos llenos de tanto amor que era válido demostrárnoslo en todas las formas posibles. Más de una vez amanecimos abrazados, fundidos como un solo ser y otras tantas más me lleve tu aroma en mi cuerpo, un aroma casi celestial al que los borrachos y rameras les causaba desagrado. Eran los mejores momentos de mi vida, hasta que Don Cristóbal nos descubrió, de todos era el más astuto y pudo encontrar los cabos sueltos que descuidado dejé en mi casi perfecto plan…

Cuando tu familia, amigos y vecinos descubrieron nuestra morada, me llamaron enfermo, demente, trastornado y tantos horrores como conocían, no dudo que algunos los inventaron en esos momentos llenos de coraje e impotencia. Maldijeron mi esfuerzo por mantenerte a mi lado, vieron con desagrado el cuidadoso trabajo que hice por mantener tu esbelto y joven cuerpo en perfectas condiciones, les dije que tú me lo pedias expresamente pero solo recibí golpes y amenazas de muerte, ignoraban que todos esos bálsamos y aceite te conservarían en una juventud casi eterna. Se horrorizaron al saber el monto pagado por encontrarte y poderte sacar de aquel cuarto gris e inmundo en el que te escondieron de mí, de ese horripilante y frio cementerio del que pude rescatarte. Y es que no comprenden, ni lo harán jamás, que el amor no puede ser medido de ninguna forma convencional, el amor no puede detenerse mediante ninguna barrera y ni siquiera Dios puede ya detener algo que él mismo formó…

Hoy, después de tantos meses de juicios y alegatos vienen por mí, me han nombrado de tantas formas y tan abominables que mi único consuelo es el saber que después de las 6 de la tarde del día de hoy podré reencontrarme contigo, en los hermosos jardines del más allá. 


sábado, 16 de julio de 2022

CUANDO NADIE NOS VE

 


CUANDO NADIE NOS VE

Julio de 2019

Un tenue brillo se veía a lo lejos, nacido de una pequeña pero acogedora cabaña. Fernando la había alquilado para festejar el reencuentro con aquel que consideró por muchos años el gran amor de su vida: Livia. Pasaron casi 4 años que se despidió de ella en la terminal de la ciudad capital, lamentó cada día el no haberla abrazado por última vez, un abrazo tan fuerte, tan ardiente y lleno de amor que los fundiera en un solo ser, que evitara su separación. 

Pasaron los días, ella le prometió regresar, algún día quizás… Ese día jamás llegó, y la distancia hizo más profunda la brecha en su relación, hasta que se extinguió.

Unas semanas atrás se reencontraron, una breve charla derivó en un café, una salida a comer y por la tarde y platicas que se extendían hasta casi el amanecer. Fernando explotaba de alegría cada que leía sus mensajes o que la miraba a los ojos mientras sorbía el café. Su amor renacía a cada momento, Livia se mostraba cándida y cariñosa, recordaban juntos sus escapadas al campo o cuando se perdían por horas en la ciudad buscando la nueva pieza para la colección de Fernando, su cacería de comics, viejos tiempos.

La mañana anterior al 7 de julio, almorzaron como de costumbre, los comensales vecinos se alejaban lentamente incómodos, la pareja explotaba en una fuerte discusión, Fernando se notaba molesto y confundido, Livia por su parte destilaba dureza, frialdad y furia. El punto crítico se alcanzó cuando la joven muchacha exclamó:

-          ¡Ojalá no hubiera aceptado tu invitación nuevamente, sabía que se saldría de control!

Salió molesta y apresurando el paso, mientras Fernando apenado recogía los pedazos de platos, tazas y dignidad.

La distancia se rompió por la noche, cuando al celular de Livia entraba un mensaje que decía:

“Lamento lo de esta mañana, por favor, permíteme recompensarte. Te veo mañana por la tarde en el parque del zócalo, sé que te encantará”.

Livia sintió remordimiento, después de todo, fue ella quién comenzó todo. Aceptó la invitación, algo en su corazón le hacía querer ir.

Fernando llegó puntual a la cita, incluso alquilo un elegante traje a medida. Livia por su parte llegó vestida discretamente, detalle que el hombre pasó por alto, irradiaba belleza antes sus ojos. Presuroso la escoltó hasta su auto y le ayudo a entrar, estaba tan emocionado. Emprendieron su viaje.

Durante poco más de 40 minutos reinó el silencio, hasta que Livia preguntó hacia dónde la llevaba.

-          Hace años, prometimos ir a un viaje al parque ecológico a las afueras de la ciudad. Ayer pude alquilar una cabaña en la villa turística, quiero que este viaje sea inolvidable.

Livia dirigió su mirada por la ventanilla durante el resto del viaje, pensando en las viejas promesas que se hicieron.

-

Una vez instalados la chica contempló con admiración todos los detalles que Fernando había dispuesto en el lugar: sus flores favoritas adornaban una mesita de centro, velas perfumadas con aroma a violetas cuya luz escapaba ligeramente por la ventana. Un delicioso pastel de chocolate y helado de vainilla era el postre que coronaba una rica cena de cerdo y verduras. La pequeña casita contaba con una cama, grande y muy cómoda pues era el sitio romántico ideal para muchas parejas que se alojaban cada semana. Esta ocasión estaba adornada con sabanas rojas.

Fernando destapó una botella de ron para celebrar, sabía que Livia no se podía resistir al ron especiado, su aroma y sabor llenaron los vasos pues le encantaba tomarlo solo. Brindaron, con cierta timidez mirándose fijamente, una breve sonrisa de ella bastó para que el enamorado muchacho la tomara entre sus brazos y le pidiera, susurrante, que bailaran su canción, la que los acompaño durante mas de 5 años de relación. Livia se encontraba perdida en sus recuerdos, pero la calidez de Fernando la hacía sentirse segura y poco a poco se entrego a sus sentimientos reavivados. El joven la separó un poco de su cuerpo, tomándola por los hombros y al compás de la música le dijo:

-          Mi amor, lamento mucho haber llegado por segunda vez tarde a tu vida. Durante mucho tiempo guarde en mi pecho la esperanza de volver a verte, sentir tus manos cobijadas por las mías, el aroma de tu perfume. Poder jugar con tu cabello por las noches, besarte y embrutecerme con tu aliento. Imaginé cada noche mil y una versiones distintas de nuestro reencuentro, y ninguna se acercó siquiera a lo mágica que fue la real. Te juro, que a pesar de que probe otros labios, me fundí con otros cuerpos y compartí mi esencia con otros seres jamás encontré la calma que traías a mi alma. Por eso, quiero que seamos uno, consumando los sueños que durante años compartimos, anhelo caminar de la mano contigo hasta la eternidad y continuar nuestro viaje…

Livia sintió una punzada en el corazón, como un choque que entraba por su espalda y le recorría todo el cuerpo, sentía que flotaba pues perdió la fuerza de sus piernas durante unos segundos, quería expresarse, pero Fernando silenció sus palabras con un beso tan fuerte que sentía que la vida se le escapaba mientras la apretaba con fuerza contra su cuerpo. Tras la muestra de amor, el joven la cargó con sus flacos brazos y la llevó hasta la cama, sin apartar la mirada de su amor la deposito con suavidad sobre las rojas sabanas y le murmuró:

-          Sé que en esta vida es imposible cumplir este sueño, por eso querida mía, decidí que esta sea nuestra última morada en este plano. En la eternidad nos encontraremos una vez más, sin nadie que se entrometa, ni tu pareja actual ni las pasadas. Seremos uno para el otro. Mi corazón se rompió ayer y desde ese momento vago muerto en vida, pero hoy nos haremos compañía.

Livia se encontraba inmóvil, su débil aliento no le permitió gritar pidiendo ayuda y sus clamores se apagaron a la par de las tenues luces de las velas. Solo la luna alcanzaba a filtrarse ligeramente. Sintió como la punzada en su corazón se perdía mientras un enorme cuchillo estaba tirado en el piso embarrado de su espesa sangre. Fernando le dio un beso por última vez, aquel ron le hizo perder la movilidad de sus miembros y ya nada podía hacer, su enamorado le había robado el último suspiro. Con ternura cerró sus ojos y besó su frente, se despidió de su gran amor y acto seguido se disparó en la boca, apresando con fuego el sabor de su gran amor. 


viernes, 19 de noviembre de 2021

martes, 19 de enero de 2021

ANSIEDAD


 
Tal vez este llorando mi pensamiento
Mis lagrimas son perlas que caen al mar
Y el eco adormecido, de este lamento
Hace que estés presente en mi soñar


6 de la mañana: los latidos de tu corazón logran despertarte, tus horas de sueño más que reparadoras han sido desgastantes y te robaron la mayor parte de la poca energía que tenias antes de dormir. El sabor extraño de la boca es lo primero que notas al incorporarte, raro por que bien puede ser férreo, amargo, empalagoso o ácido, el gusto es lo de menos, el punto es incomodar. Apenas si logras descifrar el día en que estas cuando tu mente, como si de otro ente se tratara, comienza a bombardearte con pensamientos “¿aún no terminas la tarea? Pero si estaba muy fácil hombre; y el dibujo que empezaste desde el domingo sigue esperándote en la mesita, ya llevas dos días sin avanzar, además ¿ya viste que te quedó todo feo? Revísalo, carajo no puedes hacer nada bien. Recuerda también que no tienes aún el dinero completo para pagar todas tus cuentas, los gatos necesitan comida y arena… Ah y por si fuera poco en pocos días será tu cumpleaños, jodido de ti, estas más viejo que ayer… Por cierto, ¿te acuerdas de Ya Sabes Quién?”. 

Gracias a la motivación que te inyecta tu canción favorita y como dos horas de estar tirado en la cama contemplando el vacío de la miserable vida que a veces crees tener reúnes las fuerzas necesarias para subir con la familia a desayunar. Estar con ellos la mayor parte del tiempo te regresa el alma y sabes que eres afortunado, las risas, las bromas y la sobremesa hace que tu mente se calme un momento; pero otros días las cosas se tensan casi al mismo nivel que tu espalda, cada mirada y broma las sientes en lo más profundo de tu espíritu cansado; te sientes desnudo y juzgado, a la mitad de la cocina con un papel lo suficientemente grande para llevar escritos todos tus fracasos, tus intentos, tus miedos, tus carencias y a la vez demasiado pequeño que apenas si tapa la desnudez de tu cuerpo que dicho sea de paso te incomoda.

Te inventas un pretexto y te escapas de la sobremesa, la familia se queda en la platica y mientras bajas te preguntas “se dieron cuenta que me siento mal, tal vez piensen que me enojé, seguro hice sentir mal a mamá. Creo que mejor me regreso a disculparme, pero ¿Qué les digo? Seguramente lo arruinare todo. Mejor me voy a dibujar”

De regreso a tus pendientes tomas el lápiz y el papel, pero te repites una y otra vez que no eres lo suficientemente bueno, por tu cabeza pasan las obras de todos los artistas modernos y clásicos, tan inalcanzables, tan perfectos. Piensas a ratos que Picasso era un pendejo, pero también te destruyes sabiendo que jamás alcanzarás su nivel de perfección. Y le das al clavo solo para hundirlo más en tu carne, la perfección te rodea, los libros, cómics, las publicaciones en redes, las ilustraciones, todo es tan perfecto, menos lo que tú haces. Entiendes que la práctica, la paciencia y el amor a tus trabajos los dotará de esa perfección que tanto anhelas, pero ¿Quién carajo quiere desperdiciar la vida practicando? Nunca, lo tuyo debe ser perfecto a la primera por que tu ego así lo dicta. Sueltas el lápiz, buscas inspiración y llegas a la repisa con tus discos favoritos “me lleva la chingada, debería tener más discos”. Tomas el álbum que compraste en tu último viaje a aquel lugarcito que te llenaba de paz, las canciones te traen recuerdos, todos giran a una persona muy especial que ahora ya no está. Y es que la colocaste en un lugar tan alto que al paso de los años aún te cuesta verla como en realidad era.

Unas lágrimas se te escapan, la mezcla perfecta de una ahogante tristeza y un rencor embravecido, maldices hasta que te cansas. Tomas un libro, apenas notas las palabras en él y lo regresas al escritorio. Y mientras eso sucede tu cabeza trabaja como un agente independiente, aporreándote con pensamientos que nada tienen que ver uno con otro. Te estas agotando, llegaste a tu limite y lo que se viene a continuación es un ataque de ansiedad, los brazos pierden fuerza y hormiguean, la cabeza apenas si tiene sensaciones, el corazón late tan rápido que piensas que romperá tu pecho en cualquier instante y saldrá un xenomorfo que, lejos de darte la muerte que en ese momento suplicas, escupirá tus culpas como ácido. La cabeza te da vueltas y la respiración se entrecorta, pero ya no pides ayuda, después de todo ya saben de tu “problema” así que después de llevarte al hospital lo que seguirá probablemente sean burlas o esas miradas de lástima por no entender lo que pasó. Mejor así, tú puedes solo… Solo, recuerdas que estas solo, tienes amigos, pero la soledad está presente siempre y aunque aprendiste a vivirla y disfrutarla, estar solo no es igual a estar aislado, “tal vez ahora si conteste los mensajes de WhatsApp”.

Luego de 10 minutos, tal vez más, te decides a hacer cita con tu terapeuta. Por desgracia te haces toda una novela en la cabeza solo para enviarle el mensaje de buenos días… Y apenas pasan de las 11 de la mañana.

-
-
-
Es increíble que una sensación tan horrible haya inspirado una canción tan bonita.



domingo, 11 de octubre de 2020

CUCARACHITAS



 A las 7:00 am, como todas las mañanas, Edith abrió los ojos más entusiasmada que otros días. Hoy se teñiría el cabello, luego de discutirlo por varias semanas con su madre por fin le arrebataba esa pequeña victoria, una que le acercaba a la independencia que soñaba, ser responsable de sus decisiones, de su cuerpo, de su imagen. Calentó el agua para bañarse, contempló por última vez su melena negra, larga y brillante hoy cambiaría a un color que todavía no decidía y sería recortado a la altura de los hombros. Repasaba todos los estilos y largos que noches atrás había impreso en el cibercafé de su colonia. Se detuvo un momento, admiró su desnudez y sintió una mezcla de vergüenza y desagrado; a sus 17 años su cuerpo, en pleno desarrollo, le había provocado algunos momentos bochornosos siendo los más aquellas veces en que notaba las miradas penetrantes de los hombres en la calle, incluidos compañeros y maestros de su escuela. 

Después de arreglarse mandó un par de mensajes a su amiga Sarita, quedaron de verse en la parada del camión. Empujó a su boca con prisa un pan y unos sorbos de café antes de despedirse de su madre y recordarle que hoy llegaría un poco tarde; al salir de la escuela pasaría al super con Sara por algunos productos para cuidar su nuevo peinado y se acompañarían hasta el salón de su tía Lupita quién se ofreció a hacer el trabajo sin costo. El salón se encontraba a unas cuadras de la casa de Edith así que regresaría caminando.

- Si ya es muy tarde espérame con tu tía y pasó por ti cuando regrese del trabajo, pero avísame antes por mensaje. No quiero que te vengas sola y menos con el pinche Joaquín molestándote. ¿Me oíste?

Joaquín era el novio de Edith quién le dejó luego de que él hiciera circular con su pequeño grupo de amigos fotos comprometedoras y un video teniendo relaciones. Era obvio que ese pequeño círculo se haría inmensamente grande. A sus 18 años se convirtió en el héroe de la escuela por grabarse y compartirlo. Presumir su “logro” le valió una expulsión de la escuela, el rompimiento con Edith y una llamada de atención por parte de las autoridades pues, aunque es un delito muy delicado en la actualidad no dejaban de ser “cosas de chavos” según el licenciado y los servidores públicos que atendieron el caso.

- Si má, no te preocupes. Espero no tenga mucha gente mi tía, tampoco quiero quedarme con ella. Su esposo me mira muy feo, creo que no le caigo. 

- Ay hija, ideas tuyas, además después del chistecito con el Joaquín crees que te iban a echar porras, no mijita, una muchachita se debe dar a respetar. Pero bueno, ya diste tu mal paso, acostúmbrate.

Cargó su mochila que en ese momento pesaba mucho más que otros días, llena con los señalamientos ya no solo de los vecinos, ahora también de su madre. 

El día transcurría de forma tranquila; habían pasado ya las primeras 4 clases, las más difíciles y aburridas según Edith. Sara había llevado algunas fotos en su celular con distintos cortes y colores, estaba igual de emocionada que su amiga y sabía que luego de todos los problemas con los que tenía que lidiar un cambio de imagen la fortalecería un poco. Estaban en aquello cuando una notificación llegó al celular de Edith, un mensaje desde un perfil nuevo y que incluso antes de abrirlo sabían de quien se trataba.

“Estoy muy arrepentido, por favor dame el chance de platicar contigo. Ándale, a la salida te invito un helado y platicamos por favor, no puedo vivir sin ti”

- ¿Es otra vez Joaquín verdad, que quiere?

- Quiere que nos veamos, lo más seguro es que quiera regresar. 

- ¿Y que piensas? Estás pendeja si lo vas a ver, ya hizo su gracia y nomás te tiraron a loca, que ganas dándole otra oportunidad.

- Es que, si lo quiero Sara, a pesar de lo que pasó pues nos entendíamos y me la pasaba muy bien con él. Me apoyó siempre cuando me peleaba con mi mamá y hasta me dejó quedarme en su casa cuando me corrió. No se me olvida que pasó las fotos aunque le pedí que lo borrara, pero sigo sintiendo algo por él.

Sara alzó los ojos al cielo intentando entender a su amiga, pero no encontró más que telarañas en el techo y adornos de día de muertos decolorados por el sol. 

“Nos vemos saliendo de la escuela, pero solo 15 minutos por que tengo cosas que hacer, ¿va? En el mismo lugar dónde me alcanzabas”


A las 2 de la tarde Sara y Edith echaron a andar con rumbo al super, no sin antes acordar que pasarían a hablar con Joaquín. Sara intentaba de todas las formas que se le ocurrían cambiar el pensamiento de Edith fracasando en cada momento, esgrimía argumentos tan ilógicos pero que en boca de la enamorada chica parecían muy convincentes y lograban desarmar a Sara que solo apretaba los dientes y bufaba con enojo. Luego de desviarse un par de cuadras de su ruta original se encontraron con Joaquín y un par de muchachos que se veían de mayor edad. Luego de intercambiar miradas incómodas Joaquín pidió hablar a solas con Edith, ambos jóvenes caminaron a una tiendita, tomaron un par de refrescos y comenzaron a platicar, charla que se tornó de momento escandalosa y violenta. Sara vio como Joaquín le daba una cachetada a su amiga y junto a los compañeros del muchacho corrieron a ver que pasaba, incluso la señora de la tienda salió a ver el pleito, Edith se abrazó de Sara y le pidió que se fueran de ese lugar. Joaquín se quedó maldiciendo a gritos y sentenciándola a arrepentirse después.

- Es un hijo de la chingada – dijo entre lágrimas de coraje – me pidió que regresáramos, que no me quería perder. Todo iba bien, pensé que era bueno, hasta que me dijo que si volvíamos podíamos hacer lo que quisiéramos, que si me animaba a un trio con sus amigos, que él grabaría y que lo subiría para que ganáramos dinero, que aprovecháramos ese talento que tengo. Que yo me podía meter con quien quisiera siempre y cuando lo grabara y que así nos haríamos de fama. 

- Que poca madre, pero te dije que no vinieras Edi. 

Tras llegar a pie al supermercado las lagrimas de Edith se habían calmado, no así su enojo que se incremento al ver reflejado su cuerpo en los cristales de la entrada, inmediatamente llegaron a su memoria las imágenes de aquel video y las imágenes que Joaquín le había sugerido. Sintió asco, dolor, arrepentimiento y una culpa tan grande y pesada que parecía que el suelo se abriría bajo sus pies y la tragaría por completo. La idea que al comienzo del día había sido su máximo ahora la veía con desgano. 

Caminaron por los pasillos del supermercado, Sara revisaba etiquetas de champú, enjuague, acondicionadores, tónicos, cremas para peinar y hasta productos para retocar el color. Cepillos, lociones para el cuero cabelludo y hasta accesorios bonitos cayeron en la canastilla. Había decidido destinar una parte de sus ahorros para compartirlo con su amiga, cualquier cosa era poco, pero lo valía con tal y verla de buen ánimo. Edith por su parte estaba ensimismada, repasando una y otra vez las palabras de Joaquín, el odio iba abandonando su cuerpo y poco a poco se llenaba de temor. Sabía que no se lo pensaría dos veces para hacer algo en su contra, la volvería a poner como lo peor y una vez más tendría que callar ante las miradas y el juicio de extraños y de su propia familia. Por un momento pensó en lanzarse a las ruedas de algún camión que pasara por la calle, eso sonaba más gratificante que la sola idea de enfrentar una vez más el rostro del escarnio. Pensó que nadie la extrañaría, ni su madre, después de todo su propia madre daba por sentado que lo que le había pasado era, en palabras de la señora, por no darse a respetar y por andar jugando a la modelo. Perdida en sus pensamientos Edith solo se limito a caminar tras Sara como una especie de zombi, un muerto andante que veía impotente como se consumía su estabilidad. 

Tras haber terminado las compras tomaron el camión que las llevaría hasta el salón de belleza de la tía Lupita, Edith regresó por unos momentos a la realidad solo para poder bajar del camión una vez llegando a su destino, ni siquiera notó cuando Sara había colocado un par de cucarachas en forma de estrellas para sostener su pelo que lucía despeinado. Las manos de Sara y el pelo de Edith se llenaron de brillitos por la diamantina mal pegada de los adornos. 


Dentro del salón las recibió doña Lupita, su tía era una mujer muy joven a comparación de don Paco quién fácilmente le sacaba ventaja en edad, ventaja de 15 años. Lupita las recibió con gusto, notó la mirada perdida de Edith y pensó que otra vez se había peleado con su madre.

- ¿Pues no ya le habías pedido permiso a tu mamá hija? Seguro se pelaron de nuevo por lo mismo, si quieres le llamó para convencerla… 

- No es eso tía – interrumpió Edith – me siento un poco mal, además mi mamá me dijo que si era tarde ella pasaría por mí y ya esta de acuerdo con el cambio.

- Bueno, tengo que hacer un trabajo a domicilio hija, no me tardo, mientras puedes esperarme con tu amiga, Paco va a llegar un poco tarde así que tendrá que quedarse solitas. Pero no tardo, mientras empieza a lavarte el pelo.

Doña Lupita guardó sus materiales y herramientas en un pequeño maletín rosa estampado de unicornios, tomó su bata y recogió su pelo con una liga. Faltaban 20 minutos para las 5 de la tarde. 


Luego de una hora Sara recibió un mensaje de mamá, estaba de emergencia en la clínica del centro, a su abuelita le había parecido buena idea “castrar” a las abejas del baldío de al lado y quitarles la miel. Tenía varías picaduras y la garganta se le había cerrado dificultando la respiración, sus hermanos estaban solos y tenía que ir a prepararles la comida y cuidarlos. Edith se encogió de hombros al escuchar la noticia.

- No te preocupes, si a las 6 y media mi tía no ha llegado cierro el salón y me voy. Vete, nos vemos mañana en la escuela, ¿va?

Sara tomó el camión en la esquina de la misma calle, en el camino iba pensando en que hubiera sido mejor traer a Edith a casa, su estado no era el mejor y aunque estaba en el local de su tía Lupe el lugar no era seguro pues en más de una ocasión le había dicho que el esposo de su tía le había hecho “cumplidos” muy vulgares e insinuaciones, aunque seguro su tía ya estaba en el local y su mamá pasaría a recogerla, además según su propia esposa, don Paco llegaría hasta tarde y ese “hasta tarde” era después de las 11 de la noche. Por un momento se sintió tranquila, se limitó a escuchar música y perderse un rato en internet. Llegando a su casa recibió un mensaje de voz de Edith, llorando le decía:

“Estoy hasta la madre de esto, de que todo el mundo piense que soy una puta, a la que pueden tomar a su antojo y llevarla al motel” 

Fueron las últimas palabras de su amiga. Tras muchos mensajes e intentos de llamadas el sueño la venció, ni siquiera notó cuando llegó su madre del hospital, la abuela estaba fuera de peligro, pero se quedaría en observación un par de días. A las 5 de la mañana despertó por el fuerte tono de llamada, era la madre de Edith, no había llegado a su casa, no estaba en el local cuando su tía llegó e incluso don Paco se había sumado a la búsqueda a pesar de haber llegado hasta ya entrada la noche. 

- ¿Sara, conoces a un tal Rodrigo? Entré al cuarto de Edith y en su Tablet tenía abierta su sesión, tiene mensajes de ese Rodrigo y le dice que la vería hoy en la tarde. El último mensaje fue de hoy a las 2 de la tarde, pero Edi ya no le contestó.

Sara solo conocía a un Rodrigo, al menos uno en común con Edith, un chico que habían conocido hace un par de meses. Rodrigo se sentía atraído por Edith pero ella no le correspondía, su lealtad era completamente para Joaquín. Llena de preocupación y algo de culpa despertó a su madre, le pidió que la llevara a casa de Edith. 


Tras 3 días de búsqueda por parte de familiares las autoridades lanzaron la alerta por la desaparición de la joven Edith Aragón de 17 años de edad y tan solo un par de días más los periódicos de la ciudad llenaban sus primeras planas con el macabro hallazgo del cadáver de una joven. Con una edad estimada entre los 16 – 19 años de edad, había sido encontrada en un basurero colindante con la colonia San Miguel, una de las colonias más violentas y peligrosas del municipio, de la que presuntamente era habitante, estaba completamente desnuda, con aparentes signos de violencia sexual y un par de cortes con arma blanca en el lado izquierdo del pecho, trataron de amputarle el seno. Fue encontrada con bolsas de basura sobre el cuerpo para tratar de ocultarlo y con el rostro devorado por la fauna del lugar. La primera en llegar al lugar fue una joven de nombre Sara Gómez, amiga de la victima quién pudo reconocerla gracias a los accesorios para el cabello, conocidos como cucarachitas, en forma de estrella. La madre de la finada al arribar al lugar del hallazgo sufrió un ataque de pánico y perdió el conocimiento. Las primeras investigaciones apuntan a un crimen pasional, se sabe que la victima había enfrentado problemas legales por la difusión de un video íntimo, el exnovio fue detenido y esta siendo interrogado. Además, se detuvieron en el lugar de los hechos a un indigente quién al notar la presencia de los uniformados trato de huir y de un trabajador del tiradero quién descubrió el cadáver para que rindan su declaración. En palabras de algunos vecinos de la difunta.

“Era una muchacha aparentemente tranquila, pero luego de su escandalo se supo quién era en realidad, imagínese, una señorita de casa no se anda comportando así. Lo más seguro es que andaba en malos pasos y por eso acabo como acabó.” 

“Pues estaba muy chica para andar en la pornografía, pero ya sabe como es ese mundo, abundan las drogas y excesos, lo más seguro es que no se quiso mochar con su representante, Dios la perdone.”

“No la conocía, pero era bien coqueta la chamaca, traía vueltos locos a la mayoría de muchachos de la colonia.”

viernes, 2 de octubre de 2020

HERMANDAD DE LAAPERANTTA

Los dejo con la primer historia, escrita hace aproximadamente 6 o 7 años y recuperada de una vieja libreta de la caja de trebejos. Cuando la escribí estaba empapándome de las historias de fantasía épica, los juegos de rol y todo ese ambiente tan heroico. Quise mantener el relato lo más puro posible y solo le hice un par de correcciones. En aquellos años la tenía planeada como una novela pero apenas pude escribir un capitulo muy corto, después me pase de lleno a escribir sobre el universo Starcraft y se quedó inconclusa, al releerla me propuse a terminarla ahora sí y subir los capítulos de a uno conforme avance... Y buscarle un nombre, un buen nombre. 


Durante siglos, el hombre ha tratado por todos los medios de aprender las artes ocultas, el revivir y controlar las fuerzas oscuras a voluntad. Para lograr su cometido han recurrido a muchos trucos, la observación de las estrellas, el pacto con demonios, el dominio de los elementos y de la alquimia, entre otros. Muchas han sido las sectas y hermandades que lo han intentado, pero solo un selecto grupo lo logra a la perfección, la mayoría muere a manos de los demonios que, incontrolables y desquiciados arrasan, con reinos enteros; otros son corrompidos por el poder que les confieren la alquimia y muchos más perecen al tratar de dominar a la naturaleza y sus furiosos elementos. De entre el grupo de elegidos destaca una secta que ha asolado el lejano país sureño de Mallmoo, un grupo de hechiceros que han logrado perfeccionar las artes oscuras y de la adivinación, pero sobretodo han recibido el don maldito de la licantropía. Conocidos como la Hermandad de Laaperantta, vagan por todos los países transformados como rapaces hombres lobo, sedientos de sangre y carne de doncellas vírgenes, exigen sacrificios a los gobernantes de los pequeños pueblos que consisten en decenas de niños. Otros exigen el pago en oro por las personas que toman cautivas, a las cuales después de cobrar el rescate devoran sin piedad alguna. Han sido corrompidos por el espíritu del vicio y la perdición.

Muchos han sido los valientes que se han aventurado a entablar una batalla en contra de ellos pero pocos han regresado con vida, y si lo consiguen regresan malditos al igual que sus agresores. La vida en Mallmoo es imposible, la gente tiene miedo de salir a las calles después de la puesta del sol, ya que si lo hacen es garantía de que morirán en ellas.  Los lobos merodean por toda la zona, acechando a sus víctimas.

Hace ya cuatro días que llego al pequeño pueblo de Ryd, al sur de Mallmoo; un extraño carruaje, en el viajan una joven pareja y su pequeño hijo. Ella, Eliza, es de estatura media, tez clara y pelo negro, sus ojos color miel, y mirada fija. Él responde al nombre de Tobías, un hombre de estatura promedio, fornido, de aspecto elegante, cabellera negra.  Ambos están cubiertos por un manto de misticismo, principalmente por el extraño amuleto que cuelga de su cuello.

Una joya de fino acabado, plata pura con 5 rubíes en forma de gota alineados de tal forma que pareciera el símbolo de la magia negra, el temido pentagrama.  La gente los mira con miedo, pero nadie se atreve a negarles sus servicios. Deambulan por las calles del pueblo como si fueran unos habitantes más, son tan corteses que algunos vecinos olvidan el miedo que les provoca y entablan conversación con los extraños  visitantes, que se muestran muy interesados en las historias que la gente les cuenta, sobre todo aquellas relacionadas con los ataques de la hermandad.

Una noche mientras se preparaban para dormir en su pequeño campamento a las afueras del pueblo, Tobías escucho un extraño gruñido, pareciera una bestia salvaje. Tomo su espada y salió a revisar los alrededores. Después de avanzar algunos metros el gruñido parecía amplificarse, Tobías mantenía empuñada su arma preparándose para el combate, de pronto los gruñidos provenían de diferentes puntos, el más cercano estaba a sus espaldas, un frio electrizantes recorrió su cuerpo, aun así mantuvo la calma y se prepara para cualquier eventualidad, no se movió de su posición, seguía con su oído los sonidos y movimientos, eran al menos 5 los seres que le acechaban. De repente una de las criaturas comenzó el ataque, un enorme lobo de color negro saltó en su encuentro, sus dientes eran gigantescos en comparación a los del lobo promedio, una autentica máquina de matar. Despedía un aliento putrefacto, Tobías alcanzo a esquivar su ataque, rodo por el piso sin soltar el arma que podría salvar su vida, al intentar levantarse, otro lobo de igual tamaño se lanzó por el costado izquierdo: el joven alcanzo a tirar un tajo con su espada alcanzando a herirlo en una de las patas traseras, era imposible salir corriendo de la zona, estaba rodeado le habían tendido una emboscada. Pronto salieron al ataque los otros tres salvajes compañeros lanzando dentelladas furiosas en contra de Tobías quien solo alcanzaba a blandir su espada al aire tratando de alejarlos. Las heridas en el cuerpo del joven comenzaron a drenar de a poco su sangre y los rapaces atacantes estaban ansiosos por ultimarlo. Cuando todo parecía perdido y uno de los enormes canes lanzaba la bocanada final el silbido de una saeta cruzo el ambiente, era Eliza quien con su arco atinaba en el cráneo de la corpulenta bestia herida. Los lobos se dividieron de nueva cuenta y centraron sus ataques en la valiente mujer, Tobías alcanzo a ponerse de pie y ataco por la espalda a uno, su espada atravesó el cuerpo de la criatura que lanzo un agudo aullido de dolor; Eliza preparaba otro tiro pero uno de los furiosos lobos alcanzo a derribarle el arco, la tiro al piso y se puso sobre ella, el musculoso cuerpo del animal le impedía moverse a libertad, Eliza alcanzo a desenfundar su daga y antes de ser mordida en el rostro, tomo las fauces de la bestia y le corto la garganta haciéndole sufrir lentamente hasta la muerte. Tobías eliminaba al cuarto con la ayuda del arco de Eliza y le atravesó el cuerpo por un costado, a la altura del costillar perforando los pulmones. Al verse perdido el ultimo lobo se dio a la fuga y con rumbo desconocido se perdió en la espesura de la noche y la extensa maleza que rodeaba el lugar.

Eliza y su joven esposo regresaron a su campamento en donde les aguardaba su pequeño hijo que por un milagro había pasado inadvertido a los atacantes. Apilaron los cadáveres de sus presas alrededor de una hoguera, les amarraron las patas y el hocico. Tras curar sus heridas, y beber un poco de vino para templar los nervios, se recostaron abrazados hasta quedar dormidos, ninguno dijo una sola palabra.

Al  amanecer, se disponían a obtener las pieles de los animales a los que les habían dado muerte, las pieles eran enormes y seguro valdrían bastantes monedas. Cuál fue su sorpresa al descubrir que lo que habían apilado en torno a al fuego eran cadáveres de humanos, todos tenían las marcas del combate de la noche anterior. La gente del pueblo se amontonaba horrorizada alrededor del campamento de los viajeros amenazantes, solo uno de ellos alcanzo a decir:

-    – Son ellos, ellos mataron a mis nietos, esos malnacidos que están amarrados y yacen sin vida se llevaron a lo que más apreciaba, una tarde llegaron hasta mi cabaña y entraron violentamente, dijeron que se llevarían a mis nietos para entrenarlos en las artes de la adivinación y la alquimia, que serian muy famosos en todo el país. Mis pobres nietos se dejaron influenciar por ellos y días después encontré sus pequeños cuerpos junto al rio Sorensen que esta al este del pueblo, estaban desnudos, sin una gota de sangre y sin corazón, parecía como si les hubieran devorado las entrañas.

Al escuchar el relato, las personas del pueblo comenzaron a recordar los sucesos que semanas atrás habían llenado de pánico a todo Ryd. Extrañamente a la llegada de Tobías y su familia, estos asesinatos cesaron hasta ese día en que les atacaron.

-    – A mí me arrebataron a mi esposo, aun era joven – dijo una mujer de cabello rubio-     llegaron por el dos mujeres, le murmuraron palabras al oído y después arrojo el hacha con la que cortaba madera y las siguió hasta la espesura del bosque.

La gente comenzaba a clamar por la valiente pareja, los habían elevado al grado de héroes. Tobías se mostraba indiferente y pensativo, al contrario de Eliza que sonreía a todos y narraba con lujo de detalles el fiero combate que habían enfrentado.

-    – No sabemos cómo agradecerles que trajeran este rayo de esperanza a Ryd, desde ahora son huéspedes de honor, todos los negocios y bares les ofrecerán el servicio de categoría más alta. Los víveres serán abundantes, nada les hará falta.

La alegría era enorme, por fin los habitantes podrían seguir con sus actividades cotidianas, sin temor a ser asesinados por los licántropos de la Hermandad de Laaperantta.

----

La noche anterior en los llanos a las afueras de pueblo, dentro de una choza desvencijada, un hombre entrado en años de nombre Wallgren devoraba la carne cruda que sus hermanos de manada consiguieron tras su brutal cacería. Sus ojos se llenaron de furia cuando se enteraba de la muerte de cuatro cazadores inexpertos, entre ellos Enrico uno de sus amantes. Wallgren conocido como el Sabio Cruel era un formidable brujo y adivino a quienes peones, capitanes, mandatarios y asesinos consultaban con devoción. Lejos quedaban las ilusiones de paz para los pobladores de Ryd y aquellos jóvenes convertidos ahora en sus campeones.