martes, 19 de enero de 2021

ANSIEDAD


 
Tal vez este llorando mi pensamiento
Mis lagrimas son perlas que caen al mar
Y el eco adormecido, de este lamento
Hace que estés presente en mi soñar


6 de la mañana: los latidos de tu corazón logran despertarte, tus horas de sueño más que reparadoras han sido desgastantes y te robaron la mayor parte de la poca energía que tenias antes de dormir. El sabor extraño de la boca es lo primero que notas al incorporarte, raro por que bien puede ser férreo, amargo, empalagoso o ácido, el gusto es lo de menos, el punto es incomodar. Apenas si logras descifrar el día en que estas cuando tu mente, como si de otro ente se tratara, comienza a bombardearte con pensamientos “¿aún no terminas la tarea? Pero si estaba muy fácil hombre; y el dibujo que empezaste desde el domingo sigue esperándote en la mesita, ya llevas dos días sin avanzar, además ¿ya viste que te quedó todo feo? Revísalo, carajo no puedes hacer nada bien. Recuerda también que no tienes aún el dinero completo para pagar todas tus cuentas, los gatos necesitan comida y arena… Ah y por si fuera poco en pocos días será tu cumpleaños, jodido de ti, estas más viejo que ayer… Por cierto, ¿te acuerdas de Ya Sabes Quién?”. 

Gracias a la motivación que te inyecta tu canción favorita y como dos horas de estar tirado en la cama contemplando el vacío de la miserable vida que a veces crees tener reúnes las fuerzas necesarias para subir con la familia a desayunar. Estar con ellos la mayor parte del tiempo te regresa el alma y sabes que eres afortunado, las risas, las bromas y la sobremesa hace que tu mente se calme un momento; pero otros días las cosas se tensan casi al mismo nivel que tu espalda, cada mirada y broma las sientes en lo más profundo de tu espíritu cansado; te sientes desnudo y juzgado, a la mitad de la cocina con un papel lo suficientemente grande para llevar escritos todos tus fracasos, tus intentos, tus miedos, tus carencias y a la vez demasiado pequeño que apenas si tapa la desnudez de tu cuerpo que dicho sea de paso te incomoda.

Te inventas un pretexto y te escapas de la sobremesa, la familia se queda en la platica y mientras bajas te preguntas “se dieron cuenta que me siento mal, tal vez piensen que me enojé, seguro hice sentir mal a mamá. Creo que mejor me regreso a disculparme, pero ¿Qué les digo? Seguramente lo arruinare todo. Mejor me voy a dibujar”

De regreso a tus pendientes tomas el lápiz y el papel, pero te repites una y otra vez que no eres lo suficientemente bueno, por tu cabeza pasan las obras de todos los artistas modernos y clásicos, tan inalcanzables, tan perfectos. Piensas a ratos que Picasso era un pendejo, pero también te destruyes sabiendo que jamás alcanzarás su nivel de perfección. Y le das al clavo solo para hundirlo más en tu carne, la perfección te rodea, los libros, cómics, las publicaciones en redes, las ilustraciones, todo es tan perfecto, menos lo que tú haces. Entiendes que la práctica, la paciencia y el amor a tus trabajos los dotará de esa perfección que tanto anhelas, pero ¿Quién carajo quiere desperdiciar la vida practicando? Nunca, lo tuyo debe ser perfecto a la primera por que tu ego así lo dicta. Sueltas el lápiz, buscas inspiración y llegas a la repisa con tus discos favoritos “me lleva la chingada, debería tener más discos”. Tomas el álbum que compraste en tu último viaje a aquel lugarcito que te llenaba de paz, las canciones te traen recuerdos, todos giran a una persona muy especial que ahora ya no está. Y es que la colocaste en un lugar tan alto que al paso de los años aún te cuesta verla como en realidad era.

Unas lágrimas se te escapan, la mezcla perfecta de una ahogante tristeza y un rencor embravecido, maldices hasta que te cansas. Tomas un libro, apenas notas las palabras en él y lo regresas al escritorio. Y mientras eso sucede tu cabeza trabaja como un agente independiente, aporreándote con pensamientos que nada tienen que ver uno con otro. Te estas agotando, llegaste a tu limite y lo que se viene a continuación es un ataque de ansiedad, los brazos pierden fuerza y hormiguean, la cabeza apenas si tiene sensaciones, el corazón late tan rápido que piensas que romperá tu pecho en cualquier instante y saldrá un xenomorfo que, lejos de darte la muerte que en ese momento suplicas, escupirá tus culpas como ácido. La cabeza te da vueltas y la respiración se entrecorta, pero ya no pides ayuda, después de todo ya saben de tu “problema” así que después de llevarte al hospital lo que seguirá probablemente sean burlas o esas miradas de lástima por no entender lo que pasó. Mejor así, tú puedes solo… Solo, recuerdas que estas solo, tienes amigos, pero la soledad está presente siempre y aunque aprendiste a vivirla y disfrutarla, estar solo no es igual a estar aislado, “tal vez ahora si conteste los mensajes de WhatsApp”.

Luego de 10 minutos, tal vez más, te decides a hacer cita con tu terapeuta. Por desgracia te haces toda una novela en la cabeza solo para enviarle el mensaje de buenos días… Y apenas pasan de las 11 de la mañana.

-
-
-
Es increíble que una sensación tan horrible haya inspirado una canción tan bonita.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario